Fecha: Del 15 de abril al 21 de abril de 2019 (7 días)

Moneda: corona islandesa ISK

Idioma: islandés

Transporte: avión – coche

Ruta: Eyrarbakki, Selfoss, Vik, Kirkjubæjarklaustur, Höfn, Hella y Reikiavik

 HotelesTransporteEntradasRegalosComidasOtrosTOTAL
TOTAL645,70€2336,84€205,14€62,49€489,74€34,15€3774,06€
MEDIA80,71€292,11€25,64€7,81€61,22€4,27€471,76€
Viaje a Islandia – Parte 1
Viaje a Islandia – Parte 2

15 de abril 2019

Empiezo a escribir dos días después del inicio del viaje. A pesar de ello, seguimos en el aeropuerto.

El sábado 13 de abril comienza la aventura. Nos levantamos sobre las 8, ducha, echamos gasoil al Ford y a correos. Teníamos que recoger las coronas islandesas y ya de paso un libro de Onofre del FP que se había pedido por wallapop. Colón mañanero. Desayuno en el Manuela y a casa. Nos lavamos los dientes, finiquitamos la maleta y a la hora prevista, 11 h, ponemos rumbo a Madrid.

2 horas de coche Onofre + 1 hora de María y nos paramos a comer en un bar de carretera, justo al llegar a Ciudad Real, La Teja. Un menú ensaladilla rusa + calamares y sopa + chuletas, natillas de postre + café. No estuvo mal pero mejorable.

Otra hora y pico María de coche y termina Onofre para llegar al aeropuerto. Los del parking muy bien, lo recogen en la misma terminal. Gestiones excelentes. Facturación y control de seguridad semi-rápido. Esperamos en la puerta y recibimos el maldito sms: vuelo cancelado por mal tiempo.

Caos. Desesperación. Nos cambian de puerta. Esperamos. Un señor nos dice que efectivamente, el vuelo está cancelado por los fuertes vientos en el destino, que recojamos las maletas y nos llevan a un hotel. Sin palabras.

Algo reconfortante fue hablar con la gente que habían tenido peor suerte que nosotros porque ya habían perdido anteriormente el billete de avión porque habían contratado con una aerolínea que quebró 15 días antes. Nos hacemos amiguis de los canarios esperando el autobús al hotel.

El hotel Auditorium genial. Cena buffet libre y a dormir sin saber cuándo podríamos volar aunque no se auguraba nada bueno, porque en los sms de la compañía decían que estaban buscando alternativas para el lunes.

El domingo 14 de abril nos despertamos a las 8 sin noticias. Desayuno buffet libre genial. Nos tiramos la mañana viendo vuelos alternativos, incluso fuimos al aeropuerto a los stands de las compañías, pero fuimos indecisos y lentos, haciendo cálculos de lo que tendríamos que pagar de más, de los hoteles, etc. Al final, nos quedamos sin opciones porque se acabaron las plazas. No nos quedaba otra que esperar que nos dieran una opción de nuestra compañía.

A la hora de comer, ya nos enteramos que el vuelo saldría al día siguiente a las 7:30. Nos ponemos muy contentos y reorganizamos la ruta. Por la tarde, hubo un momento de caos al cambiar la reserva del coche, pero se solucionó.

El plan de la tarde de ir a andar lo cambiamos por un café en una sala del hotel (café de máquina 2 €) y paseo de 15 min de patinete. Momentazo. Pelos de Onofre locos. Hasta María se atrevió a montar.

Habitación, ducha y cena tempranita a las 20.30.

Hoy, 15 abril, nos ha sonado el despertador a las 3:46. Nos vestimos, nos bajamos para un mini desayuno que nos han preparado en el hotel. Cerramos maletas y autobús al aeropuerto. Facturación, control de seguridad fast truck. Espera a que pongan la puerta y… vuelo retrasado 30 min. Tiempo que he aprovechado para escribir el diario.

¿Conseguiremos llegar a Islandia por fin esta mañana? O quizás, esta sea la primera y la última vez que escriba en el diario…

16 de abril de 2019

Por fin despegamos, aunque con media hora de retraso. Llegamos al aeropuerto en hora sobre las 10:30. Cogemos la maleta, me pongo las lentillas y me pongo más capas. En Hertz todo bien. Nos dan las llaves del coche y salimos al viento con lluvia típica islandesa. Cogemos el coche empadaditos. Decepción de coche que no caben casi ni las maletas. Muy pequeño.

Ponemos rumbo a dos pueblecitos del sur Eyrarbakki y Stokkseyri. Antes de llegar al primer pueblo vemos que el paisaje es totalmente diferente a lo que habíamos visto. Son unas rocas negras cubiertas de un verde un poco raro. Al llegar a Eyrarbakki vemos unos caballitos. Foto. No mira el poni. EEEEEHH. Ya mira.

El pueblecito son dos calles con un par de casas, una iglesia y gallinas. Curioso que todas las casas son de chapa. En Stokkseyri paramos para comer, la famosa crema de langostinos que en realidad son cigalas. Sopa + las cigalas enteras, unos 100 €, carejo.

Ponemos rumbo a Vik con sus paradas correspondientes. Empezamos con Selfoss que era nuestro inicio de ruta del día porque era donde deberíamos haber dormido. Como no tenía nada que ver pues nos paramos en el supermercado a comprar peras, galletas y el famoso skyr que es un yogur.

Siguiente parada, Urriðafoss, rio gigante con una cascada bajita pero muy ancha que caía un montonaco de agua. Muy chulo. Comienza a conducir M. Seguimos con Skogafoss, super cascada. Chulísima. No sabemos si está lloviendo o es del agua caer. Subimos tropecientos mil escalones para verla desde arriba. No merece mucho la pena. Pero seguimos sendero y vemos otras cascadas. Intento de videollamada a F. Vídeollamada a C que ve la cascada. Al rato nos damos la vuelta y al coche. Rumbo a Dyrholaey, ya algo cansados de día. Trozo de carretera de curvas feúcho. Vemos los acantilados y un faro. Todo muy idílico, pero con un viento mortal. Siguiente, las playas negras de Vik (Reynisfjara Beach). Realmente la arena, no es arena, parecen mini piedrecitas negras. Todo negro. Están las rocas basálticas hexagonales que parecen un órgano y que salen en Juego de Tronos. Muy molón. Videollamada a F. Hace frío y pipí.

Llegamos por fin a Vik, subimos directos a la iglesia. O vuela el dron con un poquito de viento. Foto iglesia y a buscar la casa.

Nadie nos abre. Llamo. Está en su casa, que ahora viene. Parpadeamos y el hombre ha entrado. Al poco nos abre. La casa chula, pero baño compartido. Error. Dejamos maletas y sin descambiarnos vamos a buscar para cenar porque son las 20 h y todo cierra a las 21 h. Sitio de hamburguesas. Muy ricas pero la cerveza no y un timo, la de O 1100 ISK (aprox 10 €) pero la de M 3200 ISK (aprox 28 €). Timo y cabreo porque no estaba rica. Las hamburguesas bien. No pedir nunca más cerveza, solo agua.

Reventados, ni ducha ni nada a dormir antes de las 22 h.

Esta mañana 16 de abril nos ha despertado sobre las 6 el viento y la lluvia azotando contra la ventana. Supuestamente ya tenían que entrar los rayos de sol porque no teníamos persiana, pero nada de sol, apenas un poco de claridad con el cielo totalmente gris. A las 7:30 nos vestimos, desayunamos y le decimos adiós al hombrecillo. Nos ponemos en marcha sobre las 8:20.

Primera parada chof, Fjadrarglufur. Lloviendo y con un viento impresionante, la carretera estaba cerrada, a ver si a la vuelta podemos verlo. De todas maneras, nos bajamos a una foto de una cascada lejana. Chaquetón, gorro y guantes para arriba, chaquetón, gorro y guantes para abajo.

La mañana no va bien, pero lo siguiente es peor. Nos habíamos olvidado de echar gasolina en Vik, así que paramos en Kirkjubæjarklaustur. Primer surtidor en el que paramos no funciona el lector de tarjetas. Esperamos a que se vayan unos españolitos que nos han enseñado cómo funciona, pasando frío por el maldito viento. Se van. Parece que lee la tarjeta, pero no sale gasolina. Lo intentamos e intentamos. Cambiamos de surtidor y nada. Maldito frío y lluvia.

Nos subimos al coche y nos vamos enfrente que hay otra gasolinera. De nuevo nada. ¡Probamos con la tarjeta de O y esta vez sí! Nos pide número de surtidor, 1,2,3 (contando la manguera). Suerte que también era el número de surtidor. Un cafelillo en la cafetería de la gasolinera para hacer un pipí.

Antes de llegar a la siguiente, vemos en la carretera dos super cascadas chulisísimas. Parada. Para de llover. Foss á Síðu, otra cascada.

La siguiente era una granja que tenía el cartel de privado. Pasamos. Montañaca, Lomagnupur. Fotón con el coche. Hacemos varias paradillas porque O está impresionado con el paisaje negro. Mucho viento y mucho frío. A veces llueve y todo.

Empezamos a ver a nuestra izquierda montañas nevadas. Paisaje impresionante. Nos paramos en el hierro de Skeidararsandur. ¿He dicho que hace viento?

Y por fin, ¡¡toca ver el glaciar (Svínafellsjökull)!! No sin antes 10 min de carretera de bollos. Pero llegamos y oooh my god. Impresionante. El hielo azul, hiper alto. Muy chulo. Andamos un poquito por el sendero nada fácil con super viento. No sabíamos lo que era el viento hasta este momento que hasta nos mueve solos y tenemos que agacharnos.                                                                                                                                                                                                                                                           

17 de abril de 2019

Después de pasear un rato junto al glaciar, nos vamos al coche a comer una ensalada del carrefour enlatada y el skyr. Paramos en Freysnes para un pipí y un café. Las hamburguesas aquí tienen buena pinta, lástima que acabemos de comer, quizá mañana…

Vuelta al coche, turno de M y O de copiloto. Nos saltamos la primera parada por falta de indicaciones, la granja de Svinafel. Vuelta al coche, nos paramos en Hof. Mini pueblucho de dos casas con una iglesia césped, con encanto. Tomilla de M conduciendo y dejando a O en el pueblo.

Siguiente, Fjallsárlón, otro glaciar. Caminillo corto andando para verlo. Tiene una laguna delante y el glaciar se vislumbra bajo la niebla, pero la vista está chula. A mí me sobra un poco de niebla. Seguimos el sendero, bordeando el lago. O vuela su dron y M hace sus panorámicas. Luego llegamos a unos icebergs en los que se respira tranquilidad. Además, aquí no hace viento, se está en la gloria. Videollamada con MC y veo a la niña durmiendo.

Antes de las 17 h y ya habíamos acabado la ruta, solo nos quedaba llegar hasta Hofn (sobre 1 h 30 min) y ver el pueblo. Así que mientras M conduce O mira otras posibles paradas. Descartamos unas rutas recomendadas del Lonely Planet por tener carretera mala y nosotros coche malo. Otra posibilidad ir más allá de Hofn, O se agobia buscándolo en el libro. Cambiamos conductor. Descartamos esa posibilidad por estar muy lejos. Así que O hace sus paradillas de coche mientras M escribe su diario. Paradilla 1 en un montículo. Paradilla 2 en Reynivellir, donde una familia nos pregunta por un hotel. Paradilla 3 genial con ponis juguetones y cascada. Llegamos a Höfn, echamos gasolina, esta vez fácil, y al hotel.

Buen hotel, aunque el baño pedorreta, asco de ducha.

Salimos a dar una vuelta, vemos la iglesia y andamos por la costa hasta Ósland para intentar ver el trozo de tierra tan peculiar que hay delante de Höfn, pero no se ve nada, mejor verlo en el mapa. Paseo tranquilito. Cena en Hafnarbúðin, unas hamburguesacas.

Vuelta al hotel, ducha y dormir desde las 22:30 hasta las 7:30 de hoy.

Hoy, 17 de abril, nos levantamos, vestimos, desayunamos en el hotel, muy bien, por cierto. Maletas y al coche. Día gris y con lluvias intermitentes, pero parece que ya no hace viento. Mucho mejor. O conduce camino Jökulsárlón y M escribe diario.

18 de abril de 2019

Aun nos quedan dos días en Islandia, pero sin duda, ayer 17 de abril, fue el día más duro; según el Fitbit 30.894 pasos. La primera parada en Jökulsárlón, que fue la señalizada como oficial, la hicimos lloviendo bastante y además para lo supuestamente genial que debía ser, no lo era tanto. Un lago con un iceberg, bonito sí, pero uno y encima sin focas, como se prometía.

Nos subimos al coche, deja de llover y cruzamos al otro lado de la carretera para ver la Diamond Beach. Gualaaaaa. Trozos de hielo grandes y pequeños esparcidos por toda la playa de arena negra. Sin duda un espectáculo. Nos tiramos creo más de media hora paseando por la playa, haciendo fotos, jugando con las olas y encima vimos unas foquitas. También vimos unos papás regañando a un niño por mojarse las botas y a unos haciendo unas fotos para un anuncio.

Después, decidimos hacer las paradillas que hay después del río para ver de nuevo el lago, por si se viera mejor, y porque teníamos bastante tiempo (qué ingenuos). Parada 1, insulsa. Parada 2, parecida. Parada 3, reguleras… parece que hay un caminito. Pues vamos a hacer ruta…

Unos 40 min andando, pero ¡mereció muuuucho la pena! Muchos trozos de hielo tirados en la orilla, al alcance de la mano, con el lago también lleno de hielo y con el agua clarita. Muy chulo, muy chulo. Videollamada a papás de O. Vuelta otros 40-45 min andando al coche. Nos comemos una pera y ponemos rumbo al famoso Skaftafell.

En el coche se pone a llover, ¡con la buena mañana que había hecho! No para de llover… Paramos a ver el pueblo de Svinafel. Enano y lluvioso. Foto rápida.

Llegamos al parking de Skaftafell ya cansados. Comemos una ensalada del carrefour, pera y galleta. Aunque estamos cansados y llueve muchísimo, nos disponemos a hacer las rutas correspondientes. Pagamos el parking, un pipí y nos ponemos en camino para una ruta de 2 h. Comenzamos subiendo y subiendo y subiendo hasta llegar a la cascada de Svartifoss. Muy bonita con sus rocas basálticas rodeándola. Fotos desde todos los ángulos. Seguimos camino, subiendo. Llegamos al desvío de Sjónar-sker. Además, de la lluvia que no ha parado en todo el camino comienza a hacer un viento mortal y seguimos subiendo. Llegamos al Sjónar-sker que seguimos sin saber qué demonios es, ¡seguramente el lugar con más viento del mundo! Oh my god. Nos volvemos y cuando llegamos de nuevo al cruce, para el viento. Uff.. Continuamos hasta la granja césped Sel en un camino todavía lluvioso pero tranquilito. Foto. Reventados y deseosos de llegar al coche, con el viento en contra nos perdemos un poco y no sabemos qué camino seguir. Vemos un letrero con indicaciones, pero el camino tiene una cuerdecita para que ‘los coches no pasen’. Nosotros pasamos, y nos esperaba un camino muy chulo. Vemos unas vistas de la cascada Hundafoss muy molona y encima ya sin gente. Al llegar a bajo del todo, nos dimos cuenta que el final de ese camino también tenía una cuerdecita, esta vez claramente, para que no pasaran personas…

Llegamos a un parking y para llegar al nuestro ya quedaba solo un camino llano, pero todavía larguillo. Vimos otra mini cascada. Pasamos varias pasarelas de puentes y por fin llegamos. Nos recolocamos un poco, secamos la cámara, bebimos agua y comimos una barrita y de nuevo nos ponemos en camino. No podíamos dejar de ver el glaciar y ¡¡menos mal!! Porque mereció la pena.

Otros 40 min o así de ruta hasta llegar al glaciar Skaftafellsjökull. Pero ¡¡qué vistas!! La arena negra, las montañas nevadas al fondo, el glaciar con su lago arenoso en medio… O dice que es como en una película como en otro planeta. Fotos y de vuelta 40 min al coche. Sigue sin parar de llover.

Nos quedaban unos 50 min de coche hasta llegar al hotel de Kirkjubæjarklaustur. Lamentablemente no nos quedaban fuerzas para ver las dos cascadas del pueblo y nos vamos directos al hotel que estaba a las afueras. Cogemos las llaves de la habitación, aparcamos en la puerta de los bungalows, nos secamos un poco y de nuevo al coche para ir al pueblo a cenar. Son las 19:30 y ya está el único restaurante del pueblo petado. Esperamos y cenamos una hamburguesa y un bocadillo de cordero (con agua claro). Muy rico. Pagamos y vuelta al coche lloviendo hasta el hotel. Secar todo. Ducha y a dormir tempranito con las piernas temblorosas del cansancio.

Hoy, 18 de abril, nos hemos levantado antes de las 7:30. Nos hemos vestido, desayunado, recogido maletas y puestos en camino. Paradilla rápida para hacer foto del pueblo y es que ¡ha salido el sol! Siguiente paradilla rápida en Laufskálavarða. Está chulo, junto a la carretera, unos montículos graciosillos. Luego nos desviamos para ver la cueva de Hjörleifshöfði, pero no nos convence mucho y encima se pone a chispear. Así que nos damos la vuelta sin verlo. Lo chulo es que O ha hecho una tomilla del coche yendo por la carretera desierta de arena negra. Coche, y parada técnica en Vik para comprar en el supermercado unos bocadillos y hacer un pipí. Y por fin, a las 10:30 sobre lo previsto, llegamos al parking de Solheimasandur (playa del avión abandonado). No llueve, pero me cojo el chubasquero porque es un largo camino. 45 min de ida y 45 min de vuelta para ver un avión del ejército de los Estados Unidos que se estrelló en 1973 y que han dejado ahí tirado en medio de la nada. Lo cierto, es que las fotos quedan muy chulas y nos hemos pasado un buen rato haciendo fotos, pero el camino se hace eterno y más si va chispeandejo de vez en cuando… Coche, barrita y continuamos.

Llegamos al parking del glaciar Sólheimajökull. Esta vez el camino era solo de 10 minutillos y otro glaciar. Pero la verdad, es que sigue impresionando la masa enorme de hielo bajo el lago que va formando. Nos quedamos con todas las ganas de andar sobre el glaciar, y sobre todo al ver a tantos grupos… Coche y comemos los bocatas, muy ricos, por cierto. Patichuelas, pera y galleta. Intentamos pipí, pero hay que pagar, así que coche y a mitad de camino, en Steiner, nos paramos a un café y pipó.

Siguiente paradote, la super cascada Seljalandsfoss. Pagamos parking y preparados para mojarnos a pesar de estar sin llover (sorpresa) vemos la impresionante cascada y ¡pasamos por detrás de ella! Experiencia guapísima estar justo detrás de la cascada, aunque nos ponemos perdidos de tierra al subir las rocas. Moloncísimo. Seguimos un sendero hasta llegar a la cascada Gljufrabui que no es tan impactante, pero mola porque se queda como escondida por unas rocas.

Coche y Hvolsvöllur, pueblo. Como es obvio no hay nada que ver, pero estaba programado así que aprovechamos para pararnos en el supermercado y comprar de nuevo bocadillos para mañana. Cogemos el desvío para la cascada de Gluggafoss. Sí, otra cascada. Pero también mola porque además de que no hay gente, en la cascada de abajo nos hemos metido por detrás y eso mola un montón. Y esta encima, ¡no moja! Jeje. Tras unas cuantas fotos, incluyendo foto artística de un puente, nos vamos al coche dispuestos a pasar de la siguiente parada porque decía el libro que la carretera era malilla.

Sin embargo, al llegar al desvío, O ha visto que la carretera estaba bien y se ha metido. Las fotos de la carretera guapísimas a pesar de la ventorrera. Pero el pueblo, Keldur, ¡¡mojón!! Desvío demasiado largo para eso. Buah.

Coche y ¡¡hotel a Hella!! ‘Hela, hela, tututurú, tututurú’ El hotel bien. Un pipí y hoy tempranito, sobre las 19:30 nos vamos a cenar al Kanslarinn, donde nos hemos encontrado un murciano de camarero muy simpático que nos ha cobrado más baratico. Una hamburguesa, una pizza y una cerveza O y al hotel. Ducha, escribir el diario M, mientras O ya duerme plácidamente. Buenas noches.

20 de abril de 2019

Ya estamos en el aeropuerto esperando para el embarque que nos hemos venido tempranito y me da tiempo a ponerme al día con todo lo que me queda por escribir.

Ayer, 19 de abril, desayunamos en el hotel de Hella, muy bien, por cierto. creo que el bollo el más rico del viaje y nos ponemos rumbo como siempre sobre las 8:30, esta vez, al círculo dorado. Teníamos planeado haber hecho el círculo al revés, pues tendríamos que haberlo hecho el domingo después de llegar desde Keflavík. Así que ahora, las paradas que podrían ser despreciables las tenemos al principio, y además llueve mucho. No empezamos bien.

Primera parada lloviendo a mares, Kerið. Es el cráter de un volcán con tierra rojiza que mola, pero con el viento que hace y las gotas de agua como perdigones nos hace que no podamos disfrutarlo como es debido. La cámara está sufriendo.

Siguiente parada, que sigue lloviendo como si se tuviera que acabar toda el agua de las nubes, es Skálholt. Una simple iglesia. No me quiero ni bajar, pero la foto lo requiere…

Seguimos con Reykholt, ¡super parada! Es un invernadero de tomates eléctrico. Tiene un montón de luces. Hay una cajita, O la abre… ¡son abejas! Que susto se ha pillado, jeje. Nos divierte la mañana lluviosa, y encima al salir, vemos que ¡ha dejado de llover! ¡¡Toma!!

Vamos camino a Flúðir, pero ni siquiera nos bajamos del coche, es un pueblecito como todos. También tiene un invernadero, pero ya hemos visto uno… Seguimos camino a la catarata de Gullfoss. Cuando salimos del coche no llueve, pero me pongo el chubasquero por si acaso y menos mal. No habíamos llegado a la catarata cuando diluvia de nuevo. La catarata mola, pero seguramente en verano cuando se vea el arco iris resulta más impresionante. Lo bueno que tiene la catarata también es la historia heroica de la hija de Tomas Tomasson. Empapados volvemos al coche. O hace pipí primero.

Siguiente parada, la zona geotermal de Haukadalur. Ya al entrar se ve cómo sale humo del suelo debido al agua que sale hirviendo. La estampa es singular. Vemos un montón de gente rodeando un agujero de agua, el Strokkur. Al poquito vemos ¡¡¡como sale el agua!!! ¡¡¡Guoooooooo!!! Todo el mundo grita ¡uuuuuu! A los que tenían el viento a favor ¡los ha tenido que mojar! Jejeje que gracioso todo. Decidimos esperar de nuevo al siguiente, ya que el Strokkur nunca decepciona. Esperamos como unos 10 minutillos pero suelta un decepcionante chorrito pequeño. Buuu. Ya nos vamos al siguiente, el Geysir que es mucho más grande pero inactivo desde hace mil… Mientras estamos en el Geysir (que es el que ha dado nombre al resto de géiseres del mundo) volvemos a oír el uuuuuu (este Strokkur que no decepciona…). Volvemos al coche, pero M hace pipí primero en el centro de visitantes y comemos los bocadillos en el coche.

Salimos hacia Laugavartn. Es un pueblo con un lago enorme. En teoría se puede pasear por un caminillo a la orilla pero parece que no es viable y el pueblo no tiene nada. Nos paramos de todas maneras y nos tomamos un café en Lindin. Un café de oro por lo visto porque vale 5 pavos. El café nos sirve para investigar un poco sobre el posible destino del verano 🙂

Ya nos quedaba únicamente el turístico Thingvellir. Aquí el tiempo nos da un respiro porque llueve poco y sin viento. Vemos la explanada con las rajas que se han formado al separarse las placas tectónicas de América y Europa que justo se encuentran en este lugar. Vemos también la iglesia dando un paseico. Pero lo mejor lo dejamos para el final: la catarata de Öxárárfoss. ¡Dioles! Impresionante lo cerca que está y lo fuerte que cae el agua. Hay unas pasarelas que nos permite meter los pies en el agua. Fotacas y nosotros contentos ya damos por terminado prácticamente el día y eso que son las 17:30.

Llegamos tempranico a Reikiavik. Fácil de entrar y aparcamos rápidamente en la misma calle del hotel, pero más al oeste porque es zona de no pagar parking. El hotel que entramos con código tanto la puerta de entrada como en la habitación es más bien una casa. Es bastante mona pero como siempre el baño muy mejorable. Pequeño y la ducha en el suelo. Pero bueno, bien… pero… ¡¡no tiene ningún tipo de persianas!! Oh oh… vamos a ver a qué hora oscurece y amanece… en fin.

Antes de ponernos cómodos, nos vamos con los chubasqueros, que ahora llueve un poquejo a dar una vuelta. Vamos sin rumbo haciendo tomillas y entrando en las tiendas de souvenirs para comprar los míticos vasos de chupito a los papás. A las 19:45 entramos a cenar a un pub que parece típico inglés de los que le gustan a O. Dos cervezas y dos hamburguesas, hoy tiramos la casa por la ventana. O termina y el camarero le quiere rellenar, él dice sí (pensando que era para retirarle el vaso). Se tiene que beber otra cerveza, jijiji.

Volvemos a casa, ducha, jugar con el iPad y ver videos del Clavero antes de dormir. Mañana (hoy) no tenemos que levantarnos temprano.

Hoy, 20 de abril, ha sido quizá el día más extraño. Nos hemos levantado demasiado temprano por la maldita luz que entraba por la ventana. Tras perrear un poquejo, nos levantamos y bajamos a desayunar. El desayuno más regular del viaje. El café asqueroso, pero bueno. Subimos a la habitación y sobre las 10:30 cerramos maletas y las metemos en el coche. Nos toca hoy patearnos Reikiavik. La cosa está en que la ciudad es mini… y encima llueve… bueno, llueve a ratos, pero cuando llueve, lo hace con ganas. Al salir vamos a la iglesia que está al lado del hotel, Landakotskirkja. Vemos a mucha gente, claro es sábado de la Semana Santa. ¿Qué llevan? Van todos con una cestita y huevos de Pascua. Entramos en la iglesia. Se está petando poco a poco. Hay muchos niños. Esperamos un rato, pero no hacen nada… al final nos vamos sin saber qué se hace con los huevos…

Luego vemos el ayuntamiento y la super iglesia Hallgrímskirikja. Decidimos subir que cuesta 1000 ISK por cabeza (unos 8 €) y resulta que han sido tirados a la basura… que cacota… La iglesia me ha gustado. Se nota moderna y diferente. Mis dieses.

Después nos metemos en una cafetería y estamos un ratazo. Nos sirve también para gastar nuestro último suelto. Hemos acabado con 206 ISK (menos de 2 leuros, cracks). Baño mítico de Star Wars.

Volvemos a aventurarnos al día loco, que ahora nos ha dado un respiro y vemos el Sun Voyager (escultura), el auditorio Harpa, el mercadillo Kolaportið (decepcionante) y el puerto viejo, que tiene su encanto. Decidimos comer aquí, pero están muchos sitios cerrados y el resto carísimos. Nos cruzamos la calle y comemos en Reikiavik Fish, un fish and chips y un plato típico islandés que lleva pescado y patata todo remezclado. A mí me ha gustado. Además, a buen precio (para ser islandés).

Otro paseito. Esta vez corto y nos metemos en otra cafetería. Dos cafés y un trozo de tarta de zanahoria. Pipí y al coche. Pero antes tenemos que buscarnos nuestro souvenir. Vuelta corta y nos compramos un parche de Islandia para colgar en nuestro rinconcito. Coche y camino al Blue Lagoon.

Nos paramos en el camino. Aparcamos el coche. Asientos hacia atrás e intentamos dormir una siesta hasta las 17:45. Pipí en la cueva del pipí.

Se hace la hora y vamos al Blue Lagoon. Nuestra última actividad en Islandia. Nos dan unas pulseritas y nos metemos cada uno en su vestuario. Ducha con gel y al lago. Puff, que impresión. El agua calentita, tú entero calentito, y la mitad del cuerpo en la calle, donde hace un momento estábamos con el chaquetón, guantes, gorro y bufanda. Qué agustico. El agua con un color idílico, vemos de vez en cuando salir humo. Además, la entrada incluye una mascarilla de sílice y una bebida gratis. Toma ya. Qué relajación. Mola muchísimo. Nos lo hemos pasado pipa nuestras últimas horas en Islandia, que la hemos pillado compasiva porque no nos ha llovido durante nuestra estancia en el Blue Lagoon. Si al final tendremos que quererla.

Coche y a Keflavik. Dejamos el coche de alquiler en Hertz rápidamente y andando al aeropuerto. Frío. Frío. Entramos. Reorganizamos maletas. Esperamos. Se ha retrasado el vuelo 15 min. Compramos bocadillos calientes. Cenamos. Facturamos. Control de seguridad. Me pasan la tirilla de drogas por la maleta. Esperamos a que pongan la puerta mientras escribo diario. C24. Nos trasladamos. Esperamos. O dormitea y M escribe. Esperemos que no se retrase más porque salimos a las 0:40 (ahora se estima que a las 0:55) hora islandesa, es decir, 2 horas más en España. Llegaremos a Madrid el domingo a las 7 h, cogeremos nuestro cochecito y vuelta a casa.

Acabando nuestro viaje y por tanto estas líneas, queda poco que decir. Lo que queda claro es que la salvaje Islandia no deja indiferente a nadie y a pesar de haber sido un viaje duro por las condiciones climatológicas y haber empezado con vuelo cancelado, ha sido sin duda un viaje inolvidable. Adiós Islandia.